
Los bloqueantes neuromusculares tienen el objetivo de impedir la transmisión del impulso nervioso a los músculos voluntarios a nivel neuromuscular. En este sentido, el mediador químico de la transmisión es la acetilcolina, sustancia que se libera en gran cantidad de las terminaciones nerviosas del organismo como resultado de la despolarización.
La acetilcolina actúa sobre receptores en la membrana de la fibra muscular. Cuando la despolarización de la membrana muscular ha alcanzado un grado suficiente, se produce la contracción. A su vez, la acetilcolina es degradada rápidamente por la enzima acetilcolinesterasa y el músculo vuelve a su estado inicial listo para responder a otro impulso.
La división de los curarizantes, entendidos como aquellos medicamentos encargados de bloquear la transmisión neuromuscular, en despolarizantes y no despolarizantes se basa en la forma de interferir con el mecanismo fisiológico de la contracción muscular. Los agentes despolarizantes tienen la misma acción fisiológica que la acetilcolina, pero no son degradados rápidamente.
En cuanto a su uso, los curarizantes se emplean casi exclusivamente en cirugía. Estos poseen aplicaciones marginales para evitar lesiones en terapia de electroshock o en cuadros convulsivos severos (como en status epilepticus, tétanos, etc.).
Debemos tener en cuenta que, en aplicaciones quirúrgicas, el medicamento se elige en función de la duración de la intervención. Los curarizantes de acción intermedia se emplean en intervenciones de media hora de duración, mientras que los de acción larga se usan en operaciones de 90 minutos o más. Sin embargo, muchos anestesistas prefieren utilizar productos de acción intermedia para intervenciones largas, manteniendo el bloqueo neuromuscular mediante infusión intravenosa.
Por su parte, para hablar de este grupo de fármacos miorrelajantes debemos tener presente la toxina botulínica. Se trata de una sustancia biológica de gran potencia utilizada como medicamento cuya aplicación terapéutica se inició en 1980, cuando a un oftalmólogo se ocurrió aprovechar su efecto paralizante para corregir un caso grave de estrabismo. Gracias a su capacidad para producir parálisis muscular, se emplea en el ámbito clínico para el tratamiento de diferentes enfermedades neurológicas asociadas a una hiperactividad muscular. Además, su uso se ha extendido no solo en un prisma médico, sino en otras áreas como en la estética.
A continuación puedes observar cuáles son las principales reacciones adversas sobre la visión de aquellos medicamentos compuestos por esta toxina botulínica, además de los que provocan los fármacos miorrelajantes de acción central:
MEDICAMENTOS CON TOXINA BOTULÍNICA
Medicamento | Indicaciones | Reacciones adversas en la visión |
Cloruro Suxametonio | Anestesia general, convulsiones | 1-10% Hipertensión ocular |
Azzalure | Relajante muscular | Astenopía, ptosis, lagrimeo |
Bocouture | Relajante muscular | Ptosis palpebral |
Botox | Tortícolis, espasmos, parálisis facial | Blefarospasmo, fotofobia, lagrimeo |
Dysport | Tortícolis, espasmos | Ambliopía |
Neurobloc | Distonía cervical | Visión borrosa |
Vistabel | Relajante muscular | Ptosis palpebral |
MIORRELAJANTES DE ACCIÓN CENTRAL
Medicamento | Indicaciones | Reacciones adversas en la visión |
Ciclobenzaprina | Espasmos musculares | Visión borrosa |
Tetrazepan | Contracturas que cursan con dolor | Visión borrosa |
Baclofeno | Espasmos musculares | Visión borrosa |
Manuel Aguilar Jiménez. Óptico-optometrista. Colegiado nº 5167.
Licenciado en Farmacia por la Universidad de Granada, diplomado en Óptica y Acústica Audiométrica por la Universidad de Santiago de Compostela, IFM en la Delegación de Salud de Málaga, especialista en Análisis Clínicos por el Ministerio de Educación y Ciencia y Óptico-optometrista por la Universidad de Granada.