Reacciones adversas oculares de analgésicos opioides

El dolor es una experiencia sensorial y emocional de carácter desagradable que suele asociarse a una lesión real o potencial. Esta sensación puede ser clasificada de diversas formas, atendiendo a criterios variados. Los analgésicos opioides son medicamentos que alivian el dolor, reducen la intensidad de las señales que llegan al cerebro y afectan a las áreas que controlan las emociones, lo que disminuye los efectos de un estímulo doloroso.

Considerando su duración, el dolor puede ser agudo, lo que generalmente implica una señal de alarma por una lesión somática o visceral, perdurando en el tiempo generalmente el mismo tiempo que esta. El dolor crónico persiste, al menos, durante un mes tras la resolución de la lesión causal y suele ser un síntoma de una enfermedad que perdura y evoluciona.

Según su localización, el dolor puede ser clasificado como somático cuando está bien localizado, circunscrito a la zona dañada y con sensaciones claras y precisas. Suele afectar a la piel, articulaciones, los músculos, huesos, ligamentos, etc. Por el contrario, el dolor visceral se encuentra localizado de manera difusa y, generalmente, suele ir acompañado de intensas reacciones vegetativas y motrices.

En términos generales, en el paciente con dolor crónico es habitual la presencia de trastornos psicoafectivos que alteran su entorno familiar y laboral. Son significativas las manifestaciones depresivas en forma de variación de las horas de sueño, irritabilidad, retraimiento social o desinterés por el entorno, convirtiéndose este daño no ya en un síntoma, como pueda ser el caso del dolor agudo, sino en una enfermedad.

En este sentido, las manifestaciones del dolor crónico pueden ser agrupadas en distintas categorías. Por un lado podemos hablar de dolor nociceptivo, ocasionado por estímulos periféricos sostenidos. Por otro, nos referimos como dolor neuropático al ocasionado por lesiones o alteraciones periféricas o centrales del sistema nervioso. Por dolor mixto conocemos a la sensación que engloba ambas etiologías (nociceptivo y neuropático: dolor neoplásico) y, por último, se trata de un dolor psicógeno o idiopático cuando no hay ninguna causa o situación que lo justifique.

La mayoría de los medicamentos pueden provocar en el organismo efectos adversos, sobre todo si no se utilizan de la manera correcta en la que se han prescrito. A continuación puedes observar las posibles secuelas que pueden originar en la visión de los pacientes una serie de medicamentos analgésicos opioides.

Sin duda, el condicionante principal del uso de analgésicos narcóticos es el riego de adicción. El temor de convertir al enfermo en un adicto a este tipo de medicamentos o provocar un síndrome de abstinencia pesa mucho en su prescripción.

 

Manuel AguilarManuel Aguilar Jiménez. Óptico-optometrista. Colegiado nº 5167.

Licenciado en Farmacia por la Universidad de Granada, diplomado en Óptica y Acústica Audiométrica por la Universidad de Santiago de Compostela, IFM en la Delegación de Salud de Málaga, especialista en Análisis Clínicos por el Ministerio de Educación y Ciencia y Óptico-optometrista por la Universidad de Granada.

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