Nadie puede dudar de que Granada tiene un encanto especial. Sobre todo si nos dirigimos al barrio del Albaicín, con sus espectaculares vistas de la Alhambra. Nos encontramos ante un espacio singular y romántico, íntimo y relajante, donde las flores de los jardines se funden con fuentes y pórticos nazaríes que nos hacen sentir en plena época árabe.
El restaurante Carmen de Aben Humeya toma su nombre de un conocido noble musulmán y nos ofrece dentro de este idílico espacio de ensueño una propuesta gastronómica basada en el mestizaje.
Los comensales podrán deleitarse con un espectacular Carpaccio de Quisquilla de Motril con cítricos macerados y aceite de yuzu o sus Berenjenas fritas con Panko al gel de miso dulce mientras se decantan por algunas de las especialidades del chef donde ejecutan a la perfección arroces, carnes y pescados en los que se combinan los sabores más tradicionales con técnicas e ingredientes propios de la gastronomía contemporánea. Sin duda, un placer para todos los sentidos.
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