Investigadores de las universidades de Linköping (Suecia) y Tel Aviv (Israel) están desarrollando una sencilla prótesis de retina artificial a través de pigmentos orgánicos baratos y ampliamente disponibles, utilizados por ejemplo en tintas de impresora y productos cosméticos, con la que esperan que puedan hacer recuperar la visión a determinadas personas invidentes. El dispositivo tendría una película fotoactiva que convierte los impulsos de luz en señales eléctricas y que, a su vez, estimularían a las neuronas.