Emocionante, muy emocionante, cargado de alegría e ilusión fue el acto al que tuve la gran suerte de asistir, presidir y ser testigo, como fue la Graduación de los primeros egresados en Óptica y Optometría de la Universidad de Sevilla, celebrada el pasado día 15 de mayo en la Facultad de Farmacia de la entidad universitaria hispalense.

Los asistentes a la celebración pudimos presenciar un acto académico solemne en el que entre las acertadísimas y cercanas intervenciones contaron con la frase que da título a esta editorial. Hasta tal punto que casi se coreaba, salía del corazón, invitaba a decirla y hacía sentir algo muy especial.

Mi enhorabuena y la de la Junta de Gobierno de este Colegio Oficial a la Universidad de Sevilla por incluir esta nueva titulación y contar con sus primeros profesionales sanitarios al servicio de la sociedad. Al grupo gestor encabezado por Carmen Vargas, impulsora de esta titulación y que la puso en marcha, por su tesón para que saliera adelante lo mejor posible. Al profesorado y a los dos padrinos de promoción, Juan José Conejero y Mamen Sánchez y, cómo no, a su Decano José Vega.

Y fundamentalmente a los alumnos graduados, mi más sincera enhorabuena, ofrecerles el Colegio al que pronto pertenecerán como profesionales y pedirles que nunca olviden esa frase con la que comenzamos esta editorial y con la que hemos sentido todos algo especial.

Felicidades.

Blanca Fernández Pino, presidenta del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía.