Conocemos por antipsicóticos al tipo de fármacos que se utilizan para aliviar la ansiedad grave, aunque esta medida se debe utilizar durante un período reducido. Esta variedad de medicamentos se emplean en la esquizofrenia para tratar los síntomas psicóticos floridos como las alucinaciones, los trastornos del pensamiento y los delirios, e impiden las posibles recaídas. En el cuadro de la siguiente página puedes observar una serie de medicamentos que existen, cuáles son sus principales indicaciones y las posibles reacciones adversas que pueden tener en el sistema visual de su consumidor.
Los medicamentos antipsicóticos, también conocidos como neurolépticos, constituyen un grupo de fármacos de naturaleza química muy heterogénea, pero con mecanismo de acción común. Son capaces de disminuir síntomas psicóticos como alucinaciones, delirios o desorganización de la conducta, entre otros. También funcionan como estabilizadores del ánimo, pueden incidir sobre trastornos maniáticos, depresión, o provocar la disminución de la ansiedad.
Estos tratamientos actúan fundamentalmente por bloqueo de los receptores dopaminérgicos cerebrales D2, anque muchos tienen actividad sobre receptores de otros neurotransmisores.
Dentro de este ámbito se pueden diferenciar dos grandes grupos de antipsicóticos: típicos (los de primera generación) o atípicos (los que se originaron posteriormente con diferencias sustanciales). Las variaciones entre uno y otro están presentes en el perfil farmacodinámico, en la efectividad clínica y la causa de efectos colaterales en el paciente.
La eficacia de los medicamentos pertenecientes al grupo de antipsicóticos típicos es prácticamente la misma. Cada paciente responde mejor a unos medicamentos que a otros, pero la variabilidad individual no se traduce en diferencias en los porcentajes globales de respuesta a cada fármaco. Sin embargo, sí que existen diferencias importantes en el perfil de reacciones adversas. Bajo el punto de vista clínico, los dos efectos más importantes son las reacciones extrapiramidales y la sedación. Algo menos importantes son los efectos anticolinérgicos y la hipotensión ortostática.
Por su parte, los antipsicóticos con gran poder de sedación son beneficiosos, sobre todo, en pacientes que muestran cierto grado de agitación o violencia y, en este sentido, deben ser evitados en los casos donde interese mantener la actividad normal. Por ello, la sedación solo tiene un verdadero interés en la fase inicial del tratamiento de cuadros más agudos.
Manuel Aguilar Jiménez. Óptico-optometrista. Colegiado nº 5167.
Licenciado en Farmacia por la Universidad de Granada, diplomado en Óptica y Acústica Audiométrica por la Universidad de Santiago de Compostela, IFM en la Delegación de Salud de Málaga, especialista en Análisis Clínicos por el Ministerio de Educación y Ciencia y Óptico-optometrista por la Universidad de Granada.