La ansiedad es un trastorno mental que genera inquietud e inseguridad en mayor o menor grado, entre otros aspectos. Es posible considerar esta situación como un mecanismo de adaptación que hace que nuestros sentidos estén alerta ante la aparición de un suceso con determinado grado de estrés. Cuando su intensidad es mayor, es capaz de provocar sensación de pánico e interferir en las acciones de la vida diaria. Además, en casos extremos puede ser muy difícil de controlar y puede persistir a largo plazo si no se somete al tratamiento adecuado.
Los medicamentos ansiolíticos son los encargados de actuar sobre el sistema nervioso central y tienen como principal objetivo reducir la angustia y la ansiedad del paciente provocada por este trastorno. Por tanto, se utilizan para el tratamiento de los síntomas relacionados con el nerviosismo y el insomnio.
La mayor parte de los medicamentos utilizados como tales se denominan benzodiazepinas y provocan en su usuario un efecto antiepiléptico, ansiolítico, hipnótico y relajante muscular para tratar la ansiedad generalizada, los trastornos obsesivos compulsivos y afectivos, la esquizofrenia o la agitación, entre otros.
Debemos tener en cuenta que todas las benzodiazepinas son ansiolíticas a dosis bajas e hipnóticas a dosis altas, y las diferencias fundamentales que existen entre ellas son de tipo farmacocinético. Es decir, es el tipo de proceso al que es sometido a través de su paso por el organismo el que determina que unos tratamientos estén etiquetados como ansiolíticos y otros como hipnóticos.
Todas pueden tener ambas aplicaciones, aunque es más sencillo usar como hipnóticas las benzodiazepinas ‘ansiolíticas’ que a la inversa, no solo por la farmacocinética, sino porque las presentaciones comerciales se ajustan a dosis de hipnóticos normalmente superiores a las que son necesarias para el tratamiento del trastorno de la ansiedad.
En términos generales, los ansiolíticos suelen recetarse por breves periodos de tiempo por los efectos e impactos físicos y psíquicos que podrían presentar a largo plazo en la persona. En el cuadro que verás a continuación puedes observar una serie de medicamentos que tienen como objetivo suavizar o eliminar este estado de ansiedad, cuáles son sus principales indicaciones y las posibles reacciones adversas que pueden provocar en el sistema visual.
Manuel Aguilar Jiménez. Óptico-optometrista. Colegiado nº 5167.
Licenciado en Farmacia por la Universidad de Granada, diplomado en Óptica y Acústica Audiométrica por la Universidad de Santiago de Compostela, IFM en la Delegación de Salud de Málaga, especialista en Análisis Clínicos por el Ministerio de Educación y Ciencia y Óptico-optometrista por la Universidad de Granada.