Apodada y reconocida como la ‘Joya del Marquesado’, Vélez-Blanco es el segundo pueblo con mayor extensión de Almería, una preciosa localidad situada al norte de la capital separada por 164 kilómetros, con una altitud de 1.070 metros sobre el nivel del mar y con una población de poco menos de 2.000 habitantes.

El municipio egetano se caracteriza por sus imponentes montañas agrestes de materiales calizos y dolomíticos y sus extensas masas forestales de pinares y encinas.

Además de una impresionante riqueza derivada de sus múltiples cuevas y yacimientos de origen Neolítico, como la Cueva de los Letreros donde se encuentra la pintura del Índalo, símbolo de Almería, el pueblo cuenta con una estructura urbana característica de la época árabe, conservada de manera óptima y que le hace ser una de las villas andaluzas con mayor encanto. Buena parte de ello gracias también a su espectacular Castillo renacentista construido entre los años 1505 y 1516 por orden de don Pedro Fajardo, I marqués de los Vélez.